Los
objetivos de los turistas, como ya dijo Malson Graburn ( 1977)
consiste en crear o experimentar alguna cosa extraordinaria, lo que
debería hacernos replantear algunas cuestiones referentes a los
modelos y tendencias turísticas, donde podemos apreciar un fenómeno
contradictorio, ya que de un lado vemos la McDonalización
de la sociedad, es decir, su homogenización, y de la otra la
búsqueda constante de la especificidad, de lo genuino y/o autentico
de la sociedad, que en algunos casos se hace a través del turismo.
La McDonalización de la sociedad nos habla de la globalización y su
proceso de homogenización cultural, siendo su modelo de empresa una
metáfora del mundo al ver que en todas partes partes podemos
encontrar un McDonald, dónde sirven la misma hamburguesa en
cualquier sitio. Y aquí está la perversión, ya que podemos ver
como este principio de empresa se extiende al resto de las esferas de
la vida cotidiana. Esto nos puede hacer llegar a la idea que el
turismo puede llegar a responder más a una sociedad de consumo que a
una sociedad del ocio como consecuencia de la drástica
monetarización del ocio.
Para MacCannell,
el turismo es un mecanismo compensatorio de las insatisfacciones que
nos encontramos en la vida moderna. `El
hombre moderno es visto como un ser alienado de la sociedad y su
entorno mundano y espurio; dirigido por una búsqueda de
autenticidad, desaparecida en su sociedad original la persigue en
otros lugares' (
MacCannell 1976:3). En este sentido, MacCannell (1999) nos habla de
como la globalización y la occidentalización ha provocado la
necesidad de encontrar nuevos significados a la sociedad industrial,
donde la búsqueda de la autenticidad es como la antigua búsqueda de
lo sagrado.
Autores
como Urry (2002) nos hablan del turismo como una ruptura de la vida
cotidiana, pero donde nosotros ya tenemos una idea preconcebida de lo
que vamos a ver, anticipándonos a la experiencia del viaje. De esta
forma Urry nos habla de como el turista ya va predispuesto a hacer
unas cosas y ver otras, siendo lo anteriormente conocido del lugar un
condicionante, un mediador, de la experiencia turística. De esta
forma, cuando alguien escoge una destinación como Ibiza ya podemos
ver la anticipación del deseo, el placer, que conformara la
experiencia turística, que sera socialmente pensada y anticipada.
Siguiendo esta idea, autores como Agamben (1998) o Diken (2004), los
cuales siguen muy de cerca la estela de Jafari (1987), podemos hablar
del turista como Homo Sacer, es decir, el turismo como la perdida de
identidad y responsabilidades, lo que nos lleva a ser identificados
como un número de cuenta, una carta de identidad y pasar a formar
parte de una masa, como seria el caso típico del turismo de masas o
el turismo de fiesta, donde el comportamiento y responsabilidades de
las personas puede dejar mucho que desear. Estos casos pueden ser
típicos en las Islas Baleares en sitios como Magaluf o Ibiza, o puntos de la costa catalana como Salou.
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