Los sindicatos han convocado una huelga de consumo para el día 18 de febrero. Los miembros del grupo REdSISTENCIA apoyamos dicha huelga, pero queremos aportar nuestras propuestas para una movilización más general, continua y, a la larga, eficaz.
Esas propuestas se concretan en el “Manifiesto por un consumo solidario”
Manifiesto por un consumo solidario.
Compañer@s trabajador@s,
Nadie ignora la agresión que, desde hace muchos años, venimos padeciendo por parte de todos los estamentos del poder, fundamentalmente el económico. Tras años de salarios congelados, el colectivo de trabajadores públicos, ha visto cómo, se le han aplicado recortes en dos ocasiones en poco más de un año. En estos momentos, la situación se agrava dramáticamente con los recortes en los servicios que se prestan a los ciudadanos.
El resto de trabajadores en toda Europa, pero con mayor virulencia en nuestro país, padece las consecuencias de un aumento continuo del paro, una mengua en sus salarios y condiciones laborales, y serias pérdidas en sus derechos sociales y sindicales.
Y esto no ha hecho más que empezar.
Al mismo tiempo, los trabajadores del sector público sufren una campaña de menosprecio a su trabajo, no desprovista de calumnias y medias verdades, presentándolos frente al resto de los ciudadanos como un grupo de privilegiados, vagos e incompetentes; como unas rémoras que están impidiendo la recuperación económica del país. Esta campaña puede hacerse extensiva al resto de trabajadores, enfrentándolos a los desempleados por el mero hecho de tener trabajo: “Divide y vencerás”. Es un lema militar, que se aplica de modo natural en esta crisis-guerra-lucha de clases.
Al poder les conviene que estemos divididos, que no seamos capaces de fijar nuestros verdaderos objetivos, y que no sepamos discernir quienes son los enemigos en esta lucha. Lamentablemente, lo están consiguiendo.
Sin embargo, los grandes cerebros del FMI y el Banco de España empiezan a advertir que con tanto recorte se retraerá el consumo. Y sin consumo, no podrán arrancar las economías de los países, generando más desempleo. Y -lo que realmente les importa- no se podrá pagar la deuda.
No sería raro que esas mismas instituciones acabaran por acusar a los empleados públicos de desacelerar la recuperación del país. ¿Por qué no iban a hacerlo una vez más? Ya les acusaron de vivir por encima de sus posibilidades. Aún les acusan de ser un lastre para la economía. Y ahora, podrían ser los responsables de la caída del consumo, puesto que, aun viendo mermados sus ingresos, continúan estigmatizados por el sambenito de ser unos privilegiados al mantener sus puestos de trabajo. Acusaciones todas, de la primera a la última, falaces.
Por todo lo anterior, queremos proponeros un cambio en nuestros hábitos de consumo. Consumamos en la medida de nuestras posibilidades, pero hagámoslo de un modo “creativo”, pensando con detenimiento a quién favorecemos con cada compra que hacemos.
Esta es nuestra propuesta:
Consumamos lo que necesitamos pero favoreciendo, siempre que podamos, a los pequeños comercios, negocios y empresas, impidiendo al mismo tiempo, que la Banca siga lucrándose de forma usurera con nuestro consumo.
Si la compra resulta un poco más cara, debemos pensar que esos pocos euros que ahorramos consumiendo en grandes empresas se detraen, en parte, de las condiciones laborales de sus trabajadores, de las inversiones poco limpias de esas empresas, de la explotación indiscriminada de la agricultura, la pesca y la ganadería. No debemos tolerar que nadie use tu dinero para presionar al gobierno con el objetivo de conseguir mayores beneficios para ellos y mayores recortes para nosotros.
Pensemos también en el colectivo al que –en cierto modo- ayudaríamos. Los autónomos y pequeños empresarios son el patito feo de nuestra sociedad. La patronal los pone por delante en sus negociaciones, puesto que efectivamente son los más desfavorecidos, pero se olvidan de ellos en sus reivindicaciones, que pasan siempre por pedir peores condiciones laborales para los trabajadores. Estas peticiones en nada favorecen al pequeño comerciante, al autónomo, al pequeño empresario que ve cómo le pisotean los mismos que dicen defenderlos, haciéndoles competencia desleal, presionando a la baja con precios inasumibles, imponiendo horarios que ellos no pueden seguir.
Nada pueden imponernos acerca de nuestro consumo. Nuestros conciudadanos, que lo están pasando tan mal o peor que nosotros, se verían favorecidos, y aquellos que dicen defenderlos no podrían decir nada, pues eso es lo que haríamos: defender lo que ellos afirman defender.
Por todo ello, si estás de acuerdo con nosotros:
- Procura consumir, siempre que sea posible, en los comercios de tu ciudad. Los tienes cerca y aunque gastes algo más, lo estás invirtiendo en calidad de vida para todos. De esta forma no subvencionarás a quien te insulta abiertamente, como el dueño de la cadena Mango o Adolfo Domínguez, entre otros. Los beneficios de estas cadenas los mantienen en una auténtica posición de privilegio desde la que pueden hacer mucho daño a toda la ciudadanía.
- Si no queda más remedio que acudir a una gran empresa o comercio, intenta averiguar cuáles de ellas tienen mejores condiciones laborales, cuáles explotan menos el medio ambiente, cuáles pertenecen o no a grupos de presión. Intenta no cribar sólo por el precio, porque cualquier euro que ahorremos hoy, puede ser pan para hoy y hambre para mañana.
- Procura comprar en aquellos comercios o empresas que facilitan el consumo a los desempleados, mediante descuentos o facilidades en el pago. No hay demasiadas aún, pero estamos convencidos de que, si con nuestro apoyo facilitamos su labor y la difundimos, cada vez habrá más.
- Trata de pagar siempre en efectivo, sobre todo en el pequeño comercio. Conseguiremos dos objetivos: que el comerciante no tenga que pagar comisiones por la venta y que su banco deje de ganar dinero con operaciones a crédito por las que nos cobran intereses que superan la usura.
- Plantéate cambiar de banco. Busca uno que no invierta en asuntos sucios como especular con alimentos, presionar con la deuda de un país o invertir en armas. La banca ética puede ser una opción, pero no es la única. Hay que informarse, porque no toda la banca es igual. Si somos clientes de un banco cuyos dirigentes aconsejan la reducción de más prestaciones sociales o laborales, debemos plantearnos recortarles a ellos sus beneficios.
En nuestras manos está. Podemos conseguirlo. Podemos poner nuestro pequeño grano de arena, humilde, pero creativo, social y solidario.
HAZ DEL CAPITALISMO TU CLIENTE.
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